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Terremoto de 7,7 grados sacude a Indonesia; emiten alerta de tsunami

La alerta fue emitida además para Malasia, Tailandia y la india.

El anuncio fue hecho por el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico. El sismo azotó a la isla de Sumatra, en el oeste del país.

El terremoto se produjo en el mar a las 7:16 de la noche, a una profundidad de 87 kilómetros y a 53 kilómetros al noroeste de Padang, en la provincia de Sumatra Occidental, según el Centro Geológico de Vigilancia de Estados Unidos (USGS), que también informó que destruyó varias viviendas e inutilizó decenas de puentes.

Televisiones locales informaron que se producían incendios entre los escombros en Padang, una ciudad de 900.000 habitantes, muchos de los cuales salieron atemorizados a las calles.

El sismo se sintió en toda la región, y algunos edificios de gran altura en la vecina ciudad-estado de Singapur, a 440 kilómetros de distancia, evacuaron las instalaciones.

Hasta el momento, no está claro si hay víctimas y heridos. 

"Cientos de viviendas han resultado dañadas a lo largo del camino. Hay algunos incendios, los puentes están cortados y hay mucho miedo aquí porque quizás las cañerías de agua estén rotas y hay inundaciones en las calles", dijo un testigo en la ciudad. Las líneas telefónicas, además, estaban caídas.

En el 2004, un sismo frente a la isla de Sumatra provocó un catastrófico tsunami que causó la muerte de más de 200.000 personas en varios países de Asia, entre ellos 168.000 solamente en Indonesia, que está situada en un cinturón de intensa actividad sísmica conocido como el ’anillo de fuego del Pacífico’.

 

’Sacamos $10 millones, no quisimos acompañamiento de la Policía y terminamos atracados por fleteros’

 
Diego Rojas y Ramiro Sánchez* narran cómo fueron robados al salir de un Banco en Bogotá.

Pasaba el mediodía del sábado 26 de septiembre, cuando Diego Rojas y Ramiro Sánchez* ingresaron a un banco en el centro comercial Hayuelos, en Bogotá.

"Mi amigo diligenciaba el comprobante del cheque. En ese momento un individuo se acercó a preguntar sobre los recibos de consignación. Uno ahí no desconfía, pero ya haciendo el recuento de toda la situación, piensa que desde ese instante pudo darse la oportunidad para los delincuentes", relató Rojas.

Al llegar frente al cajero, los dos solicitaron el retiro de 10 millones de pesos. "El cajero hizo mucho énfasis en la distribución del dinero. Lo que llamamos ’fajos’. Dijo: ’voy a darle billetes de 20 mil o de 10 mil’. Mi amigo dijo que no porque es mucho bulto. El tipo dijo de forma muy descriptiva: ’le doy 5 millones en billetes de 50 mil; 4 más en billetes de 20, en dos fajos, y le doy el millón restante en billetes de 10 mil’. Y lo repitió", dijeron, sin referirse al cajero como sospechoso.

Recibieron el dinero, lo guardaron en sus bolsillos y permanecieron en Hayuelos por varias horas.

"A las 3 de la tarde salimos. Bajamos por la avenida Ciudad de Cali, tomamos por una cuadra donde quedan varios expendios de carne frente al frigorífico San Martín. Llegamos a donde yo me quedaba y cuando me estaba despidiendo de mi amigo, los asaltantes nos cayeron por sorpresa", indicó Rojas.

Los delincuentes, cuatro en total, se desplazaban en dos motos. Uno de ellos golpeó a Rojas en repetidas oportunidades en la cabeza con el mismo revólver. Dentro del vehículo se encontraba Andrés Felipe*, de 9 años, hijo de Ramiro.

"Nos pidieron la plata, decían groserías, amenazaban con matarnos si no la entregábamos. Cuando dejé caer lo que tenía, siguieron golpeándome, pero ya cuando mi amigo entregó los otros dos ’fajos’, los tipos se subieron a las motos y arrancaron. No revisaron el carro, ellos sabían lo que había", dijeron.

Los afectados reconocen que en el banco les ofrecieron el acompañamiento de la Policía, pero lo rechazaron porque se dirigían a sitios distintos, uno de ellos fuera de la ciudad.

El dramático suceso provocó el llanto desesperado del pequeño Andrés Felipe, quien esa noche no concilió el sueño. "Incluso estamos pensando en llevarlo a un sicólogo para bajarle un poco la tensión que tiene", afirmó su padre.

Por su parte, Diego Rojas se recupera satisfactoriamente. Y aunque ambos son conscientes de que el dinero no lo podrán recuperar, dejan un mensaje. "Hay que desconfiar ante cualquier movimiento raro y sobre todo, evitar cargar efectivo en grandes sumas".

 

AL POR MAYOR

EL VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE MEDELLIN, CON POETAS DE TODO EL MUNDO, LE DEVUELVE EL PUBLICO LA PALABRA.
Medellín es quizá la ciudad colombiana que más prensa ha mojado durante la última década, tanto en Colombia como en el exterior. Y no es para menos. No todos los días los periodistas del mundo se encuentran una ciudad que produce niños asesinos de mirada dulce y devotos a la Virgen del Perpetuo Socorro. Un lugar con calles manchadas de sangre y con un alto índice de narcotraficantes y monjas. No en todas partes surgen míticos criminales que construyen barrios, ponen bombas que destruyen otros y vuelven a regalar más barrios. Al menos esa fue la leyenda negra que hizo la delicia de los mercenarios de la imagen y de las historias confusas y calientes que alimentan las rotativas. Sin embargo esa crónica universalmente difundida con estos personajes de tez café y alma negra ha empezado a salpicarse de otros comentarios. En un periódico brasileño alguien escribe con mayúsculas: "Algo muy importante está ocurriendo en Medellín. Algo muy importante para el futuro de una vida realmente digna de ser vivida" . En el ABC de España otro añade: "Medellín se está convirtiendo en un símbolo positivo de nuestro tiempo". Y El Nacional de Caracas resume: "Lo que sucede allí durante estos días está más allá de lo posible y lo creíble". El rey Midas que, al menos en estas páginas citadas, transformó el sino sangriento de una ciudad destrozada en otro cargado de futuro, tiene nombre propio: la poesía. Pero no la de los libros que nadie lee ni la de las palabras huecas que se intercambian en silencio ni la de los restos de dorados y muertos banquetes académicos. La loca que echó a andar el Festival Internacional de Poesía de Medellín hace seis años por las calles empinadas de las comunas, la cúpula del planetario, que se sienta en el caballo de Simón Bolívar y en las bancas del Parque del Obrero es otra cosa. Una poesía viva, que se habla, se respira, se dispara en códigos herzegovinos, se baila al son de tambores zulúes o se grita siguiendo ritmos siberianos. Y no precisamente en círculos cerrados. El circuito que se ha logrado establecer misteriosamente en Medellín es entre todos los poetas del mundo (hay representantes de cuatro continentes) y todos los habitantes de Medellín, o al menos muchos. Esa asistencia masiva que llena todos los escenarios, que aplaude por igual la poesía concreta que los poemas para sordos y que hizo sentir a la húngara Eva Troth como una estrella de rock, es el fenómeno que desconcierta al mundo. Algunos lo interpretan simplemente como novelería, espectáculo o feria de las concesiones. Pero otros afirman que es uno de los reencuentros más importantes del momento entre el poeta, la poesía y el público. Incluso un cronista venezolano llegó a comparar este inusitado fenómeno de masas con la concurrencia que tenían los griegos cuando se reunían a escuchar a sus vates. Deseosos de reafirmar la vida en un mundo violento, resultado de las tareas formativas durante todo el año de los encuentros literarios de la revista Prometeo, organizadora del evento... cada cual se inventa una teoría. Pero quizá nada podrá explicar nunca porqué durante esos días muchachitos de las comunas, señoras de costurero, ejecutivos juiciosos o estudiantes de bolsillos rotos llenen a rabiar los espacios del certamen. Del 13 al 20 de junio, poetas como la argentina Olga Orozco, Abdulah Sidran de Bosnia-Herzegovina, la poeta Anne Waldaman de la generación beat, entre otros, echarán a andar esta original máquina de palabras y silencios que en esta ocasión inaugura también la primera Escuela de Poesía de Latinoamérica.